viernes, 22 de abril de 2016








Libro la llave de David 
Llave del corazòn Dra Dorys Judith Lòpez R


 llave del corazón 

Cuando lo abundante se superpone a lo escaso y lo escaso se escarpa al  mísero dolor, el dolor   se condensa en  temor y el temor se subyuga al amor,   es cuando nos hacemos ricos en virtudes y todo puede echar fuera el terror y el temor de no poseer el amor, la vitalidad que este da , pese a los cambios climáticos, cambios en las edades , cambios de estatus sociales y espirituales, aun cambios al amar o al desear: si el amor acompaña, será el siervo mas humano  de  nuestro amor, será el siervo  espiritual   al amar.  dar sin recibir nada a cambio.


 Solamente la vaciedad de una vida sin propósitos recomendada por la ignorancia y la perfidia, deben darse la mano cuando no encontramos los motivos exactos y pertinentes al amar de verdad verdad.


 El que ama  ha conocido a Dios porque Dios es amor, la empatía entre el amor que presenta 1 corintios 13 y el único amor verdadero, expensado en Jesùs, nos reflexiona y presenta más  cuestionamiento hacia el amor que nosotros los mortales ostentamos.


La madre ama al hijo aunque este la odie profusamente, y creemos que eso se parece al amor de Dios, El Padre protege con brazos fuertes y pasión desbordada la vida de su amada y creemos que esto también se parece al amor.
 El hijo mientras depende de ellos también ama un poco más a uno que a otro, y su hermano lleva lo prodigo de ese amor que va mas allá de la muerte de los padres, al sentir en pecho, un corazón y una sangre que corre con segmentos de ADN, compartido, y eso le llamamos amor filial.


El amor que es sufrido, se hace posible cuando no es devuelto, al amar y sentirse despreciado, etéreo amor, se esfuma en el intento de regreso, no hay conciliación entre el que ama y el que no.


Es benigno, aquel amor que no trae consigo el repudio de lo malo; La cerviz endurecida y oculta en las fauces de la oscuridad, que  deja penetrar la envidia y la igualdad de géneros; valores reminiscencias desafíos: envidia, que  gusta ser igual al otro, pero al no ser igual al otro, tortura   manifiesta el desprecio que invade al no alcanzarle y desmejorarle.


Se jacta  y se goza de la injusticia que padece la persona “amada”, difícilmente sea esto amor, la preeminencia de una vida que trate de superar a  otra, persiste en su actitud superlativa, aplastando envaneciendo  y jactándose en su debilitado intento de amor. eso se llamo odio, y no amor.


David amo aún a sus enemigos, su corazón lloraba ante los improperios y mentiras, siempre creyó siempre soportó siempre sufrió.


 Saúl  su fiel perseguidor, destruía cada vez que podía su estima como hombre de confianza inventando  deslealtades, cobrándole deudas por resolver para ponerlo en manos del enemigo filisteo, lo perseguía y estrechaba sofocándole y obligando a ponerse en retirada con unos cuantos vagabundos que se unieron en el camino con el mismo infortunio de menosprecio.


1 Samuel 24:9 Y dijo David a Saúl ¿Por qué escuchas las palabras de los hombres, que dicen: ``Mira que David procura tu mal?  He aquí, hoy han visto tus ojos que el Señor te ha puesto en mis manos en la cueva en este día; y algunos me dijeron que te matara, pero mis ojos tuvieron piedad de ti, y dije: ``No extenderé mi mano contra mi rey, porque es el ungido del Señor. 


“Mis ojos” “ Mi Rey “ algo propio , miraba algo ajeno, como si fuera suyo y digno de compasión, digno de amor? Como saberlo, más no extendería de ninguna manera su mano contra su enemigo más temido, porque el amor fue mayor que el temor que le tenía.


Estuvo rodeado de muchos sinsabores mi Jesùs, No tuvo donde recostarse pero era feliz, su móvil era el amor y su final pasionario y ministerialmente amoroso fue la cruz. Marchaba con danza precisa fragmentada por pasos agigantados para consumar el amor.


Los veía como ovejitas, débiles , sustancialmente débiles y se llenaba de compasión, lloraba con amor desbordante en aguas de dulzura infinita


,- oh Jerusalén Jerusalén tu que matas a tus profetas y a los que son enviados…cuantas veces quise juntarte como la gallina junta a sus polluelos y no quisisteis-


La crucifixión de los que le odiaban fue el hecho punible de los mismos. Pudo no  prescribirles su crimen,  Jesùs era  y es la personificación del amor de Dios, el verdadero y sublime amor del Padre.


Porque de tal manera Dios amo a la humanidad que lo envió en semejanza de Adán postrero para vivificarlo y a través de ese amor perpetuo, todos se salven, nadie perezca sino viva en vida eterna y lo conozca, conozca al verdadero amor.




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